Problemas
y deterioro Físico
La mayoría de las personas no
suelen darle importancia a los efectos que el alcohol puede
producirles a nivel orgánico, o creen que podrán reconocer el
momento en que tienen un problema y dejar de beber por su cuenta
antes de que ese problema se convierta en algo serio. Es decir,
atacan los problemas a largo plazo con soluciones a corto plazo como
dejar de beber durante una semana, tomar vitaminas y no tomar
cerveza.
En general, suele ser cierto que
cuanto más tiempo y más cantidad de alcohol se haya bebido, mayores
serán las consecuencias físicas negativas. Los problemas más
conocidos como la cirrosis hepática o el “Cerebro Húmedo”
(Síndrome de Korsakoff) suelen producirse después de 15 o 20 años
de beber mucho. Sin embargo, los problemas médicos no surgen
repentinamente después de que pasen esos años. La cirrosis o el
daño hepático irreparable no ocurren sin antes enviar algunos
avisos. Los sistemas corporales están siendo atacados mucho antes;
el daño está comenzando a manifestarse.
Las causas de los problemas
físicos del alcohol tienen dos orígenes:
1. El
alcohol tiene un efecto directamente irritante sobre todas las
partes del cuerpo.
2. Con
el uso continuado del alcohol, una persona puede llegar a estar
desnutrida. Ciertas vitaminas o proteínas pueden que no se tomen en
la dieta, o puede que no sean absorbidas por el cuerpo.
Ya se ha dicho que los problemas
físicos se producen de forma progresiva. De este modo puede que se
pase de una etapa en la que no hay síntomas a una en la que comience
a haber síntomas de tipo medio y luego a síntomas graves que
limitan tu vida muy seriamente. Así, los problemas pueden pasar de
ser reversibles a irreversibles o sin posibilidad de mejoría.
Veamos la ruta que sigue el
alcohol y los efectos que produce:
El Sistema Digestivo
superior.
Pasa a través de la boca al
esófago, garganta y estómago, produciendo un efecto abrasivo sobre
las capas protectoras. El esófago puede inflamarse y
producir esofagitis.
Las paredes del estómago también
pueden irritarse; los músculos del estómago pueden volverse más
fláccidos, producirse más ácidos, resultando el contenido más
irritante, dañando las mucosas y paredes protectoras del estómago y
produciendo gastritis o inflamación de las paredes
del estómago. Síntomas: acidez, indigestión, vómitos y náuseas
constantes.
Si los daños sobre los tejidos
continúan se produce la úlcera péptica, dejando las zonas
musculares expuestas a dolores o a perforaciones, manifestándose a
través de dolores de estómago y sangre en las heces o vómitos.
Para todos estos tipos de
enfermedades del tracto superior digestivo, es necesario parar de
beber para detener la irritación y disminuir la producción de
ácidos. Para la úlcera péptica a veces es
necesario recurrir a las intervenciones quirúrgicas para extraer los
tejidos dañados.
A más largo plazo, un problema
menos predecible y más difícil de controlar que puede ocurrir son
los cánceres del tracto superior digestivo. La
incidencia de los cánceres de boca, garganta y estómago es mayor en
las personas con problemas de bebida.
Tracto digestivo inferior
El alcohol pasa del estómago al
intestino delgado, casi sin sufrir transformación alguna, pues el
alcohol necesita poca digestión. El alcohol en el intestino
disminuye la capacidad para absorber vitaminas importantes. Esta
dificultad de absorción de principios alimenticios fundamentales
hace posible que se produzcan otras complicaciones físicas debido al
alcohol.
El Páncreas. Produce
enzimas que transforman las grasas, proteínas y carbohidratos,
siendo una parte importante del sistema digestivo. El uso del alcohol
altera su funcionamiento, pudiendo provocar Pancreatitis,
Diabetes, Peritonitis, etc.
La mortandad por causa de
enfermedades relacionadas con el páncreas es alta (30% de las
personas que padecen pancreatitis mueren)
Desde el intestino delgado, el
alcohol circula por todos los órganos del cuerpo, y se distribuye
por todos los tejidos corporales por medio del flujo sanguíneo.
Sistema Nervioso y
Cerebro
Los daños que produce el alcohol
sobre los tejidos nerviosos se deben a la acción combinada del
alcohol como sustancia tóxica, y a la falta de vitaminas,
concretamente la B1 o tiamina. Los problemas más comunes del sistema
nervioso son:
+Neuropatía
periférica: las
fibras nerviosas de las piernas y brazos están dañadas. Sensación
de debilidad muscular, dolor o calambres después de beber. La
neuropatía es reversible y la recuperación se produce cuando se
deja de beber, se toman vitaminas y se sigue una dieta adecuada.
+La Enfermedad de
Wernicke: enfermedad
reversible que afecta a las células del cerebro relacionadas con el
pensamiento, sentimientos y la memoria. Cuando se padece produce
excitabilidad, desorientación, pérdida de memoria y problemas
visuales. De nuevo, la abstinencia, las vitaminas y una dieta
correcta podrán corregir este problema.
+Síndrome de
Korsakoff: se
procede como progresión de la enfermedad de Wernicke y es
irreversible. Al producirse, la persona parece estar mentalmente
alerta, pero si se observa con más atención, se notará que existen
problemas intelectuales. No puede aprender cosas nuevas ni memorizar
nada que se le diga.